
jueves, 31 de julio de 2008
Se lo perdió.

Mudanza. ¿Me aguantan?

A los papás (especialmente Sergio que no falla nunca).
Hoy, 31 de julio me mudo de casa y NO TENGO INTERNET.
Dejé unos posts programados, pero no sé en que momento voy a poder ir a revisar los comentarios. Saben que a mi me gusta contestar a diario.
Así que ¡¡si me hacen el aguante se agradece!!. Supongo que lunes o martes ya tendré todo habilitado y si no, me arreglo y entre el consultorio, los chicos y las cajas que queden dando vueltas, voy a casa de mi amiga Verónica que muy amablemente ofreció su compu para este fin . Gracias Verin, ¡Te quiero!
Bueno, espero que igual les gusten los posts que preparé para estos días.
Gracias por estar siempre en contacto y por los valiosos aportes.
Cariños a todos.
miércoles, 30 de julio de 2008
30 de julio

Diálogo poco amable 2

martes, 29 de julio de 2008
Las verdades

lunes, 28 de julio de 2008
Ella. Mi obstetra.

domingo, 27 de julio de 2008
De puerperios (para Claudia)

Claudia me pidió un post sobre la depresión postparto. ¡Qué tarea!
La verdad es que el tema es amplio, hay mucho para abordar.
Y si, nos sentimos un poco locas. Fuera de sintonía con el resto del universo.
Absolutamente dominadas por una fuerza que nos atrae hacia nuestro propio centro y hacia nuestro hijo. Sin muchas ganas ni posibilidades de "funcionar" como el mundo nos requiere ni como nosotras mismas lo hacíamos antes del nacimiento del bebé.
Con muchas Voces internas que nos hablan, nos cuentan de nosotras, de nuestra historia. Con muchas puertas que se abren sorpresivamente.
Con zambullidas imponentes en estados de ánimo diversos, angustias fluctuantes, llantos inexplicables. Con las emociones a flor de piel. Con nuestro cuerpo transformado por sensaciones desconocidas.
Puérperas nos veo buceando en cámara lenta, en un tiempo sin tiempo. Nos siento lejanas para el mundo, profundas para nuestro bebé. Nos percibo cansadas, movilizadas. Intentando acomodarnos en una realidad que por momentos nos desborda. Con sensaciones que pueden ser maravillosas y otras que no lo son tanto.
Puérperas nos veo recapturando, con nuestras sensaciones, toda nuestra historia vital. Reactualizando y resignificando. Repitiendo algunas cosas y reparando otras.
Nos veo con la posibilidad de disfrutar el encuentro con nuestro hijo. Con la inmensa tarea de hacernos cargo de un ser chiquito que depende de nosotras. Con cambios en nuestra vida familiar y de pareja.
Y con tantas cosas y movimiento, ¿cómo no sentirse un poco locas?
Pero como no siempre que una se siente loca es porque realmente lo está, creo que un secreto es permitirnos pasar por estas sensaciones fuertes acompañadas, buscando sostenes, comprensión y ayuda.
Igual me gusta siempre aclarar que el hecho de que en el puerperio sea normal pasar por estos estados emocionales, no quiere decir que no haya mujeres que hagan una depresión puerperal o algún otro tipo de crisis patológica. Es irresponsable desde el punto de vista profesional jugarnos a que todo en una puérpera obedece al puerperio sin mirar la estructura de personalidad de la que estamos hablando y las características específicas de los fenómenos que se presentan.
Tanto tildar todo los puerperios de depresiones como atribuir al puerperio todo tipo de síntomas es un riesgo importante. Quienes trabajamos en salud tenemos la responsabilidad de mirar cada caso desde un lugar particular y tomar acciones precisas a nivel diagnóstico y terapéutico. Creo que en esto el tema es ampliar las miradas , dejar las posiciones extremas y entender que no todas las mujeres son iguales ni tienen la misma historia.
viernes, 25 de julio de 2008
Bienvenido bebé

Mucha concentración y esfuerzo.
La compañía sostenedora de su marido.
Algún que otro entredicho con las enfermeras y los médicos de guardia.
Decía, después de todo esto, por fin nació el bebé.
Ya el solo hecho de verlo la transportó a otro mundo. Tanto esperarlo, imaginarlo. Tan eterno que parecía el último mes con la panza, y ya estaba con ella. Alivio, alegría, encontrarse con el bebito cara a cara, cuerpo a cuerpo. Casi que parece una película, un relato encantador y conmovedor. Todo ordenado y perfecto.
Pero, esperen un ratito.
Cuando salió de la sala de partos, estaban todos. Y cuando digo todos es todos. Contemos: sus padres, sus suegros, sus dos hermanos con esposas y sobrinos. Las hermanas del marido, con esposos y sobrinos. Una amiga con el hijo. Si eso no es "todos", ¿todos a donde están?.
La película y el relato, tomaron otra dimensión. El avance de estas personas (que por el momento al bebé no le interesa si son abuelos, tíos, primos o amigos ) sobre ella y su hijo, no se hizo esperar. Todos hablando cerca del bebé, haciendo ruidos, muecas. Todos con sus perfumes, con sus olores, con sus voces, con sus toses, estornudos y manos sin lavar. Y no es por ponernos paranoicas, pero es un recién nacido, no alcanzó ni a tomar su primer sorbo de calostro, un poquito de defensas.
No llegó a oler del todo a su mamá, a escucharle la voz en vivo y en directo después de tanta espera. No llegó a encontrarse con su papá, que habló tantos meses a través de la panza.
Y allí partieron, "todos" a la habitación. Y mamá intentando entre las opiniones de los presentes, darle la teta de la mejor manera posible.
Revisemos un poco el resultado de esta situación: el bebé llora como loco. No entiende nada y dadas las circunstancias quisiera volver a la tranquilidad de la panza. La mamá no puede relajarse, le molestan los puntos que le acaban de hacer, no le sale ni una gota de calostro porque el bebé de tanto llorar no puede succionar. El papá no quiere ser grosero, pero desea con todas sus fuerzas que todos se callen y se vayan a charlar a su casa. ¡Ah! Mientras tanto todos los primitos del recién llegado, saltan por encima de las camas de la habitación, obviamente cantando y gritando como si estuvieran en la guardería.
Ella termina maldiciendo que su hijo haya nacido en la mismísima hora de las visitas, de tantas horas que hay en un día, eligió una franja horaria tan pero tan complicada e inoportuna.
El, reprime al máximo el instinto asesino que amenaza con apoderarse de su ser, sólo porque no le gustaría ir preso el día del nacimiento de su primogénito. Y que les puedo decir del bebé. El bebé no entiende por qué le pasa esto. Por qué todas estas personas lo aturden, lo tocan y ponen nerviosa a su mamá.
Pero por suerte, los horarios de visita no son eternos y las enfermeras vienen a despedir a los intrusos, que se resisten un poco hasta que papá les muestra sin querer aquel instinto del que hablábamos, ¿se acuerdan?.
Bueno. Por fin se fueron.
A empezar de nuevo.
Bienvenido a este mundo Bebé.
Perdón si algún abuelo, tío, amigo, sobrino etc, se ofende con este post.
Es cierto que al bebé lo espera toda una familia. No es un ser aislado del amor de abuelos, tíos, amigos, primos y todos quienes quieren a la familia. Pero en ocasiones se genera una invasión al recién nacido y a sus papás, que apenas pueden con todo lo que se les mueve a ellos con el nacimiento y se ven obligados a exponerse a las ansiedades del resto.
Las mamás terminamos nerviosas y el bebé también. Se interrumpe ese espacio destinado por la naturaleza para el reconocimiento entre mamá-bebé, papá-bebé, y ni hablar si hay algún hermanito mayor, que necesite acercarse tranquilo al que llegó.
No es fácil para nosotras salir de la sala de partos y tratar de darle la teta por primera vez al bebé rodeada de las miradas de todos, esperando para opinar e intervenir. O levantarnos de la cama para ir al baño molestas, con apósitos, sin saber bien como caminar por los puntos.
Respetemos a la familia que está recibiendo una nueva personita. Nada pasa si los visitamos cuando vuelven al hogar. O si esperamos algunas horitas para que se acomoden. Me surge que hay que dejar que los protagonistas sean los protagonistas.
Bueno, como siempre digo, esa es mi opinión.
jueves, 24 de julio de 2008
Los hijos en el cuerpo

Hay ausencias inocentes y transitorias, salidas, campamentos, cumpleaños, vacaciones.
Diálogo 4 - Eze (5 años) y Luisi (3 años)

miércoles, 23 de julio de 2008
Tarde de shopping

En el baño, manoteas desesperada el bolso para rescatar del fondo bien fondo las toallitas húmedas y al sacarlas con la única mano que te queda libre arrasás con otro montón de cosas que salen sin que vos las necesites.
martes, 22 de julio de 2008
Diálogo 3 - Alejo - 3 años
- Mami, tengo un secreto que decirte.
- Decime acá cerquita.
- Sos muy linda.
(Obvio que no tengo nada, pero nada que agregar.)
Dos mamás

Intentaba por todos los medios no enojarse demasiado.
Así, haciendo esto, Laura llegó a los grupos de preparto.
Su mirada transmitía mensajes con matices diferentes. Cambiaba a cada instante. Pasaba de estados de mucha calma y conexión con el bebé, a estados alterados, con sobresaltos.
Por momentos la habitaba una niña desolada y en otros, el enojo la devoraba, transformando el modo de vincularse con los otros. Era muy chica, con 17 años ya estaba por tener su primer hijo.
Intentaba terminar el secundario.
En sus primeros encuentros, estuvo callada, como cuidando sus palabras. Yo sentía que nos medía de alguna forma. No confiaba en nadie.
De a poco, ganó confianza en el grupo, contaba cositas cotidianas. El esfuerzo de juntar cosas para irse a vivir con su novio. El revuelo que su embarazo había causado entre sus amigas y compañeros del cole. Se animó a meterse en el tema de los miedos que sentía, al parto, a tener un bebito chiquito.
Pero la bomba la tiró un día que estábamos hablando ni más ni menos que de las mamás.
"Yo traté de abortar" dijo de forma firme. Silencio total. Las otras chicas pasmadas, mudas, con los ojos abiertos.
Me acerqué a ella y le dije que si había dicho eso, quizás sentía ganas de compartirlo con nosotras, que lo hiciera si lo necesitaba. "Es que yo no sabía, no pude. Tenía miedo. Le pedí a una prima por teléfono que me dijera qué tomar, pero me salió mal. Ahora me siento culpable". Comenzamos a desglosar el miedo. El grupo colaboró desde un lugar de escucha y empatía increíbles. Y en su relato apareció una mamá biológica que apenas ella nació, la abandonó en el hospital. Y una mamá adoptiva, empleada del lugar, que la había golpeado toda su infancia y parte de la adolescencia.
Laura no entendía por qué tanto abandono, tanto ensañamiento con ella.
Tenía un miedo aterrador de que la maternidad se tratara solo de eso, de abandonos y agresiones, y ella no soportaba la mas pequeña posibilidad de hacerle semejante cosa a su hijo. Fue desde ahí que comenzamos un camino diferente. Desde el punto en que para ella el código del abandono y la violencia no era una senda a transitar. Trabajamos mucho, la culpa fue cediendo y Laura fue rearmando su historia desenterrando de tanto dolor algunos vínculos mas amorosos.
La historia de Laura me hizo pensar mucho en estas formas raras de maternar. En cómo la maternidad no siempre se trata de amores, encuentros y sostenes.
lunes, 21 de julio de 2008
Lección de juego

domingo, 20 de julio de 2008
Día del amigo

Niños invisibles

sábado, 19 de julio de 2008
Todos opinan

¡Un filtro por favor, para todas esas voces que aparecen hasta debajo de las piedras! (Si quieren agregar algunos consejitos que reciben desde afuera en momentos innecesarios, bienvenidos)
viernes, 18 de julio de 2008
Diálogo poco amable

Alejo recién nacido.
Yo cansada como es obvio después de un parto.
Pero muy feliz. Embelesada con mi tercer hijo.
Con una necesidad física enorme y voraz de estar cerca de él.
No nos despegábamos ni un segundo.
Y el no despegarnos incluía el dormir juntitos, casi pegoteados.
Era como seguir embarazada, pero con el maravilloso adicional de verle la cara, olerlo, besuquearlo. ¿Qué mas se podía pedir?
De madrugada, dormíamos muy tranquilos los dos y se abrió la puerta de la habitación.
Dos enfermeras me hablaban demasiado fuerte para lo que yo podía soportar en ese estado casi etéreo en que estaba con el bebé.
- El bebé no puede dormir con vos, mamá.
- Bueno. - Les dije sin soltar a Alejo ni moverme de mi cómoda posición.
- Que no puede dormir en la cama tuya, hay que pasarlo a la cuna.
- aja - respondí - el se queda acá.
- Mamá, a los pediatras no les gusta que los bebés duerman en la cama con la mamá.
- Que venga un pediatra a decirmelo y que se anime a tocarlo para pasarlo a la cuna.
Dicho esto, cerré los ojos, volví a sumergirme en el olorcito de mi hijito y seguimos durmiendo re felices.
¿Será que hay gente que no tolera la felicidad, el amor, el encuentro......? Y tantas otras cosas.
(Y después de lo que había pasado unos años antes, con Luisina, ésta vez quería decidir yo.)
Un poquito más de la autoestima

miércoles, 16 de julio de 2008
Sobre la autoestima

".....La autoestima es algo a construirse en el niño básicamente por la participación del objeto externo. Si no hubiera un otro significativo que viniera a hacerle creer al niño, ilusoriamente, que es capaz y hábil, lo único que podría este captar sería su torpeza por contraste con la habilidad del adulto: quiere aferrar algo y se le cae, quiere caminar y se tropieza, quiere pedir y no sabe cómo hacerlo. El niño, si recogiera la imagen de sí en base a su funcionamiento, la única representación que podría tener es la de alguien que no consigue lo que quiere, siendo los que le rodean más grandes y más hábiles.
Solamente porque existe un otro que desde afuera le crea una ilusión( ) que le hace creer que cuando mueve las manos es maravilloso, que cuando da los primeros pasos es un corredor de carreras, que cuando balbucea tres sílabas es un orador, entonces el niño, identificado con esa imagen de sí que le viene desde afuera, logra entusiasmarse consigo mismo. La autoestima en sus comienzos es siempre una creación en que el medio externo resulta decisivo. No hay narcisismo primario asegurado. ....."
Me encanta este fragmento. Pienso en todas esas "fiestas" que hacemos como padres a nuestros hijos, que quien las mira de afuera podría juzgar como exageradas.
En la alegría que nos dan sus avances enormes, para nosotros, y quizás chiquitos para otros.
Pienso en los papás que por algún motivo no les sale festejar o aplaudir los logros de los niños.
Pienso y reafirmo lo importante de acompañarlos activamente en la construcción de su "ser" humano. Pienso en mirarlos, sobretodo mirarlos.
Pienso en nuestro rol fundante como padres. Pienso en ayudar a nuestros hijos a vivir sus "no poder" como caminos de aprendizaje. Pienso en sostenerlos mientras crecen, y regalarles la posibilidad de mirarse a sí mismos de manera positiva. Regalo para toda la vida.
Espero que les haya gustado.
Ciertos miedos.

Tiempos de Crianza

martes, 15 de julio de 2008
Diálogo 2. Ezequiel (10 años)
- Es que estas tocando tan lindo la guitarra. Y estas cantando. Y los acordes te salen seguiditos. Y al mismo tiempo cantás, y te sale tan bien.
- Ma. ¿En serio llorás por eso?
- Es que me emociona.
- ¡Qué exagerada!
Quiero avisar públicamente que seguiré exagerando por el resto de mis días. Si no ¿para que tuve este hijo hermoso y con gusto por el arte?.
Ojos cansados

domingo, 13 de julio de 2008
Voces internas

sábado, 12 de julio de 2008
Sanas costumbres

Tomarlos de la mano para cruzar la calle. Despertarlos con cosquillitas suaves así no se siente feo cuando hay que madrugar. Asegurarse que el café con leche o el choco estén a la temperatura que les gusta. Avisarles cuando se hizo la hora del programa favorito. Traer como yapita del súper "eso" que tanto les gusta.
Invitar a su mejor amigo a almorzar. Comprarles una ropa de su color favorito. Saber cual es su color favorito.
Calibrar la temperatura justa del agua para el baño.
Darles un beso cuando los dejamos en el cole, en inglés, en danza, en hokey. ¡Ah! y también cuando los buscamos.
Pedirles perdón cuando los retamos sin razón. Decirles que los queremos.
Explicarles por qué le decimos que no a algo.
Hacer malabares con nuestra agenda para llevarlos a ese cumple tan lejos y en horario tan inconveniente.
Sentirnos agredidos cuando los agreden. Felices cuando son felices.
Llorar en cada fiestita de la escuela.
Disfrutar al darles alguna sorpresa. Poner la ropa que van a usar cerquita la estufa cuando hace frío.
Desear que la vacuna fuera para nosotros. Que la fiebre no los bajoneara.
Querer desesperadamente que ese día que llegamos tarde a buscarlos, no se hayan sentido tristes.
Tener la solución mágica para sus lágrimas.
Y la lista podría seguir de manera casi infinita.
Diganme si muchos de los ingredientes de esta lista no nos salen de manera espontánea, sin pensar ni cuestionarnos demasiado.
Y después somos tan ingratos con nosotros mismos preguntandonos si estaremos haciendo las grandes maravillas que ser buenos padres requiere.
Diálogo 1 - Alejo (3 años)
viernes, 11 de julio de 2008
Gracias

jueves, 10 de julio de 2008
Dolores que pasan

Sé que sentiste que nada podría consolarte. Que la naturaleza no estaba siendo muy generosa con vos. Era casi incomprensible que tu propio cuerpo pudiera dañar algo que deseabas tanto, algo tan querido. Y si, es casi incomprensible.
Sentiste vacío.
Sentiste bronca. Tristeza. Te culpaste. Recorriste con tu mente cada cosa que tomaste, comiste, oliste, tocaste. Te enojaste. Mucho. ¡Qué injusticia!. Tres meses de ilusiones devorados en un sólo instante. Tanta preparación, tanto cuidado. ¡Ay, qué ganas de llorar!. Y encima todos te preguntaron qué pasó, si venía todo perfecto. No tenías ganas de explicar, de comer, de salir, de trabajar, de reír. No tenías ganas.
Deseabas de forma desesperada que el embarazo hubiera seguido adelante, ansiaste más. ¡Qué poco que duró! pero a la vez fue mucho, lo suficiente para imaginarte la panza grande, y el bebé, sobretodo el bebé. ¿Por qué insistían todos en buscar palabras de consuelo que sólo lograban angustiarte y recordarte lo que había pasado?.
Tuvimos una charla por teléfono. Lloramos las dos. Te conté que te entendía, que había pasado por algo parecido. Compartimos esas cosas que se sienten, que se comparten mejor desde la vivencia. Conectarse con el dolor, con la pérdida, es como el primer escalón de la salida.
Los días fueron pasando, y fuiste subiendo mas escalones de a poco. El miedo te tomaba por sorpresa cada vez que la tentación de pensar en otro embarazo se escurría entre tus pensamientos. Calma. Mucha calma. Si no, no ibas a poder. Decisión, deseo inmenso. Tratamiento médico, un poco largo para tu ansiedad. Necesario para prevenir. Y tu marido siempre a tu lado. Por momentos te olvidabas que él también perdió algo. Es que tu cuerpo fue el protagonista de este cuento.
Y un día llegó el permiso que esperaron por largos meses. Otra vez el miedo. ¡Que ilusión!
De nuevo el miedo, pero qué alegría, más miedo, inevitable.
Hoy entre tus brazos duerme tu bebito recién nacido.
¿Viste que un día el dolor iba a pasar?
Llegaste al último escalón. Disfrutalo, descansá, degustá cada segundo de esta inmensidad de ser mamá. Tomá fuerza, que hay mucho más para andar.
Para Carla, con todo mi cariño. Ella sabe.
El Mundo (para mis fueguitos)

martes, 8 de julio de 2008
Películas

Disciplina
