Increíble pero real. Hoy me contaba una de las chicas de los martes que en el jardín de su hija, de cuatro años, utilizan una medida disciplinaria que a esta altura del milenio en el que vivimos, no pensé posible. Si un niño se "porta mal" debe dejar su bolsita en la dirección hasta el día siguiente, es decir, deja sus cosas confiscadas como para asegurarse que aprenda la lección. Ya eso da para hablar mucho y me parece insostenible pero esperen, que falta: ¿saben que hizo su hija para que le incautaran su bolsita? Se estaba riendo con dos compañeritas mientras la maestra quería hacer una actividad grupal. No me digan que no es absurdo, sancionaron a niñas de cuatro años por REIRSE.
Para los más estrictos que puedan decirme que el respeto a la maestra, al adulto, a la actividad grupal. Los entiendo, pero no podemos pretender que niños de cuatro años se prendan en las actividades que los adultos queremos como si fueran adultos también, o según los tiempos que se nos ocurra a nosotros. Hay muchas formas de hacer que los niños se interesen en una actividad y la aprovechen. Por otra parte las pertenencias de los niños tienen todo un gran significado para ellos. Son sus cosas y nadie tiene el derecho de quitárselas. En este caso la institución rompe una barrera que es importante para no terminar en situaciones abusivas en cuanto al otro y el derecho que creen tener sobr él.
Ni hablar de que con estos métodos se aprenda algo. ¡Lo único que nos faltaba era sacarles a los niños el derecho a reir!
4 comentarios:
Que temita!!!
Hoy, tan "candente", con los "niñitos" que empujan a los profes, que les queman el pelo....
Primero, nos deberemos plantear que es la "Disciplina", no? No creo que Disciplina sea aceptar, sin chistar, lo que el otro, en posición de autoridad, dice o manda.
Con cuatro años, los niños son una mármol en bruto, en el que podemos "grabar" aprendizajes que pueden serles de mucha valía en toda su vida.
Mi hijita menor (ella tan bella...) Lourdes, en su salita de cuatro, tan dócil ella, tuvo una "Disparidad" de opinión respecto a su Maestra y no tuvo mejor idea que pegarle. Con su bolso. Que hacer?
La seño me lo contó, así, en la puerta.
Pegarle? Juego igual que ella, cuando algo no te guste, pegá. Listo.
Hablarle? Lourdes tiene esa preciosa caracterísitica que todo lo que le decís, traspasa su cerebro con velocidad luz.
Bueno, pero tenía que hablar, cómo? Le tiene que llegar algo.
Tuve una idea genial. HACETE CARGO.
Todo lo que hacés, tiene una CONSECUENCIA. Si pisoteás tu muñeca, se rompe. No hay vuelta.
Le pegaste a la Seño. No está en discusión si la Seño es buena, mala, aburrida. Es LA SEÑO. Te (me) guste o no. Y eso NO se hace.
A la seño se le habla, y se le dice, como puedo, que no estoy de acuerdo. Y si la seño no lo comprende, mamá (o papá) acotarán lo suyo. Puntualmente, charlando, y como el JUEGO LIMPIO en su cole tiene nota (obvio, si te lo "llevás", al año siguiente no tenes banco), le hice ver que a esa "nota" se la ponen a ella. Que yo, como mamá, tengo mis obligaciones en el Escuela. Pago la cuota, voy a las reuniones, pinto, armo barriletes, pego figuritas, aprendo a dividir.....
Y que ella, tiene sus obligaciones en la Escuela. Entre ellas, respetar a la Seño, y a sus consignas. Te gusten o no.
La seño no cambió.
Pero ella si pudo cambiar. No volvió a pegar, y mucho menos a un docente. Y pudo decir lo que a ella no le gustaba.
Intuyo, (por el informe de sala de cuatro) que la seño ni se enteró de lo que a Lourdes no le llegaba. Pero ese es otro tema.
Nuestros niños son muy capaces de ver los límites. De comprenderlos e integrarlos. Somos nosotros, que tenemos que buscar formas, juegos, charlas, para llegar a su mundo. Ser niños otra vez, para llegar a ellos. Fijarnos que herramientas podemos darles, para que ellos construyan su vida propia. Aunque mas de una vez signifique hacer un paso al costado....
Te confirmo Vero. Me dejo movilizar por lo que escribís.
Me gusta.
Me ayuda.
Crezco.
Limpio. Tristezas, dolores, rabias, enojos, y hasta los bellos recuerdos.
Cuando no ponemos tapas en lo que nos ha pasado, podemos disfrutar de nuestro camino, cada vez con menos piedras que nos molesten.
Besitos
Silvia
Bueno, la verdad es que ya sos una colaboradora activa en mi blog. Estoy de acuerdo en que los niños tienen que conocer de los límites y hasta donde puedo con el otro. En el caso de Lourdes (un sol hermoso con una cara inigualable) había un tema claro de registrar que no le puede pegar a la seño, mas allá de por qué sea el desacuerdo. Y aveces los que no registramos hasta donde podemos con los niños por tener algo de autoridad, somo los adultos. Digo, quizás la maestra del relato de las risas, necesite aprender a reir con las niñas, y conectarse con los límites realmente necesarios para aplicar y estar ejerciendo una tarea realmente "educativa".
Mamá y maestra de salita de cuatro, puedo verlo de todos los ángulos.
Hoy P. me pegó y me dijo:"boluda", porque lo hice esperar su turno ( en vez de primero, segundo) y me siguió pegando(es ágil como una ardilla)hasta que pude abrazarlo y repetirle cuánto lo quiero, y le recordé cosas que nos hacen reír,le expliqué que él no puede pegarme porque soy su seño y sobretodo porque lo quiero.
Tres segundos mas tarde nos fundíamos en un abrazo eterno mientras calzaba sus piernitas en mi cintura desdibujada por los kilos.
Hoy P. tuvo un hermanito. Yo lo sabía y me conmovió su desborde.
Pero no fue la única situación de agresión física que se produjo en la sala hoy.
La violencia física, emocional o moral está instalada entre nosotros desde muy temprana edad.
No es fácil para nosotras,las seños,lidiar permanentemente con eso, sobretodo cuando el concepto de respeto está tan mansillado.
Cuando yo iba al colegio, que ni se me ocurriera cuestionar a mi maestra delante de mis padres, lo que ella decía era palabra santa. También así es como hemos sufrido abuso de autoridad, por lo menos.
Hoy las docentes somos empleadas públicas o privadas tratadas por niños y padres,en una gran mayoría, como personal a su servicio, en el mal sentido de la palabra.
Y otras veces,las seños, en nuestra condición humana, hacemos o decimos cosas que lastiman tanto como un golpe. Nos olvidamos que elegimos esa carrera para poder dejar de lado lo "importante" y poder disfrutar lo que verdaderamente valoramos, como reírnos con nuestros chicos.
No dejemos que a nuestros hijos les quiten las ganas de reírse, pero les enseñemos a respetar a los adultos que los quieren y educan.
M.
Hola: hace unos días que encontré tu blog y me siento muy identificada con muchas cosas que comentas y publicas! Gracias por poner en palabras lo que otros no saben cómo! Con respecto a este tema en especial... me pregunto yo hasta dónde voy a aguantar la violencia que veo en los jardines de infantes... El año que viene mi hijo empezaría salita de 4.. pero no me va eso de que tiene que ir sí o sí para socializarce, etc.. Me mato educándolo para que no haya violencia en sus acciones y no me va que "ésta es la realidad que tiene que enfrentar", digo ¿la realidad de quienes? Me dá un poco de miedo porque por esas cosas fué que este año no siguió con el jardíncito.. porque ni él ni nosotros, sus papás, estábamos de acuerdo con ingresar en esta vorágine de locura que se está viviendo...
Tal vez un nene que pegó una que otra vez no tenga que ser tratado como otro que usa la violencia paracada cosa. Pobres los maestros con esto de ver a los más chiquitos empezar sus vidas de esta manera! Maestros, amigos, psicólogos, etc...
Saludos!
Paola
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