martes, 1 de julio de 2008

Días complicados


Alejo, mi bombón de tres años. (si le digo bombón de frente me recuerda que su nombre es Alejo)
Se llevó de arriba un dia complicado para mi.
El lunes de esta semana tenía un color que me gustaba, todos faltaron a la escuela, desayunamos juntos y pude regalarles el entusiasmo acumulado de por fin publicar el blog, poder escribir, expresar, conectarme con esto que me gusta hacer. Pero la mañana se fue complicando, noticias, sorpresas, cosas de la rutina cotidiana del hogar, pero que hay momentos poco oportunos. De la casa nos tenemos que mudar, internet se cortó por un rato y no podía escribir, la alarma del auto que había quedado rota y pendiente de arreglo, y al cambiarme el color de la mañana a mi, se le cambió a los tres niños de la casa.
Hoy, alguna resaca de las cosas de ayer: buscar casa, llamar, ver clasificados, quedó pendiente lo del auto, corridas, mal humor, mucho cansancio, llevar a los chicos a fútbol, hokey, comprar para cocinar, ir al consultorio a trabajar, tocar el timbre en casa y que nadie me abriera porque cada uno en su juego y pensando que el otro iba a abrir.
Alejo anoche durmió mal, como yo y hoy no se puede dormir, también como yo.
Estuve poco en casa y a las corridas, sin dedicarle un ratito exclusivamente para él. Después de cenar me buscaba, jugando a los Power Rangers, y como vió que le pude responder, se sentó al lado mío en el piso y repetía mi nombre. Se habrá alegrado de encontrarme finalmente. Le pedí perdón por estos días, le expliqué. Sé que me entiende. Le dije que mañana me quedo a la tarde con él. Ahora duerme tranquilo.
Días como estos tenemos todos, las madres, los padres y los chicos. Culpa. Angustia. Desconcierto. Desencuentros.
Aprendí en estos años que pedir perdón a mis hijos no era tan malo como algunos creen. Explicarles lo que nos pasó, esclarecer porque no estuvimos con ellos como otros días, les ayuda a no sentir que son ellos la causa de nuestro malestar.
Siento que es una forma de respetarlos y enseñarles a pedir perdón si ellos sienten que se equivocaron, como que los habilitamos para hacerlo. Ni hablar de lo bueno de mostrarnos frente a ellos como fallados, viene muy bien, porque no somos dioses omnipotentes, aunque por momentos ellos crean que todo lo podemos.
¿Alguien tuvo uno de estos días?
Seguro. Dulces sueños para todos.

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