jueves, 28 de agosto de 2008

Ser madre


En un libro de relatos de María Novo llamado "ellas, las invisibles" encontré éste llamado "Ser madre" que me resultó conmovedor. Es el relato interno que va haciendo consigo misma una mujer que teniendo un bebé tiene que salir a trabajar, corriendo con sus horarios, compitiendo por no perder su puesto y deseando pasar mas tiempo con su hijo. Acá comparto con ustedes fragmentos del relato:

"...el reloj tan insistente como siempre y la prisa, corrompiendo ese deseo antiguo de tocar a su hijo y demorarse.
....Se trata de correr, de vivir de costado y a destiempo ese placer oculto y vivo de ser madre.-No saltes Juan, no saltes que hay que irse; y ahora se hace pis, otra vez a mudarlo, es que no llego, pero si ficho tarde me tendré que explicar, no sé ya qué decirles, porque esto no lo pueden entender, mi jefe es solo padre, que desdicha.

-Come bien niño y no metas la mano en la comida...Pero como le digo estas cosas si él sólo quiere jugar y nació para eso, para volcar los platos de la vida, para no ser usado sino usar, para romper el orden y reír, que ahora no ríe, tan atrapado por esta rapidez de un plan que no es el suyo: correr, salir corriendo, a las ocho menos cuarto alcanzar la guardería.....
...Que extraña sensación la de haber perdido el centro de mi vida, la de amar a este hijo más que a todos mis bienes y, sin embargo, no poder dedicarle más tiempo: ser madre y ser mujer, todo a la vez, estar con él pero estar en el mundo....

Ya nos vamos, el viento en contra.....Tengo miedo, me parece que es poco con el fin de semana, yo querría que él creciese conmigo más despacio, que sintiese que es parte de un proyecto que consiste en mirarse a los ojos y reír, no solo de este ir y venir que no puede entender......
Mi jefe no es mujer, si lo fuese entendería que las ocho es muy pronto cuando se tiene un hijo, que una media jornada sería suficiente, ya le pedí y me dijeron vete, ese es tu problema.

Tengo que competir con ellos, mis colegas. Siempre llegan intactos al trabajo....porque saben que hay alguien que les cubre; ellos pueden hacer reuniones cuando las guarderías cierran y los chicos esperan reconocer un rostro familiar en la puerta.
Ya la veo solo queda esta calle, y llegaremos pronto. ...Voy contando los tiempos que nos quedan de a dos, juntos tu y yo y me parecen cortos, escasos, medidos, ahora que podría disfrutarte, que de mayor te irás.....
Buenos días Elena. Juan llega un poco a disgusto, pero ya se le pasará, como otros días, eso me dicen, que después come y juega como todos.....
...Las ocho menos tres, los tres que necesito para llegar si está el ascensor en el portal y, si no, escaleras arriba, me va en ello el puesto.....

Logré llegar.
Doce expedientes, me espera un día intenso,
y acaban de anunciar una reunión..., tendré que pedirle a mi madre que recoja el niño a media tarde....
-Sí, señor director, podré quedarme, cómo no.

-La reunión es a las seis, ya lo he entendido. No faltaré. Que la empresa no tenga contratiempos, que los balances reflejen unas buenas ganancias. Por mí no quedará, señor director....
Pero que pena que usted no sea mujer y esté amamantando, qué pena que no sepa que la vida se esconde en otro sitio, palpita de otro modo.

¡Qué pena, señor director...!"
Espero que les haya gustado.. A mi me hizo pensar en muchas cosas. En ciertos tiempos en los que maternando, se nos dificulta subirnos al ritmo que nos piden y nos exigen nuestros trabajos, o quienes nos rodean. En esos ritmos que van a destiempo de los nuestros y que ni siquiera nosotras imaginábamos antes de ser mamás. Y en la búsqueda de reparar un poco estas sensaciones, generando otros espacios de disfrute con el bebé...

lunes, 25 de agosto de 2008

Hablar con el bebé


¿Cuantas horas pasa una madre hablando con su bebé?

No sé si tenemos ese registro. Habitualmente son muchas las horas y las palabras.
Hablarle al bebé suele implicar ir relatando para él todo lo que estamos haciendo. Contarles a donde nos vamos, por que lo estamos bañando, que ropita hemos seleccionado para vestirlo. Si estamos cocinando y por qué elegimos ese menú . . . Y más. Muchas cosas que a lo largo del día compartimos con ellos a través de las palabras. Y no somos concientes de lo poderoso de este "decir" para nuestros hijos.
No nos olvidemos que las palabras irán acompañadas de gestos, expresiones, tonos diferentes, caras que manifiestan emociones. Todos los elementos que le pondrán color a la comunicación con el bebé.
Me encanta este diálogo, aunque quien lo ve desde afuera puede calificarlo de monólogo por la simple razón de que el niño no nos contestará con palabras. Y hasta puede creer que estamos locas o aturdiendo al bebé de tanto relato.

Silvia Bleichmar, psicoanalista increíble, profunda, sabia y realmente conocedora de la formación de la estructura psíquica desarrolla mucho de esto en sus escritos. En su libro "La fundación de lo inconciente" habla de lo importante de:

"atribuir pensamiento al hijo, imaginarlo como un ser pensante poseedor de los mismos atributos de nuestro psiquismo. Esto que permite atribuir una conciencia a un otro. Capacidad y potencialidad estructurante, dará algún día al hijo la posibilidad de sentirse humano, de establecerse en el interior de su propia piel mediante lo que Winnicott consideró como "el sentimiento de sí".

"Es necesaria una madre que insufle amor en su aliento para que el cachorro humano devenga realmente humanizado, con conciencia de si y posibilidad de mitificarse a sí mismo".


Pienso en estos movimientos que van haciendo de nuestros hijos seres incluídos en el lenguaje con todo lo que esto implica. En movimientos que naturalmente se despliegan y que está bueno también saber lo importantes que son. En fin, algo simple que es en realidad complejo y fundante. Porque miremos que cuando vamos hablando con el bebé, le atribuímos naturalmente capacidades de comprensión y hasta intencionalidad de respuesta a través de sus movimientos y expresiones.
La obra de Silvia Bleichmar es de una profundidad teórica inigualable, a mi criterio. Lamentablemente ella falleció el año pasado, pero ha dejado un legado valioso para los que nos dedicamos al trabajo con madres, niños, a la psicología en general. Sus escritos son complejos con muchos términos teórico técnicos, y es por eso que no los transcribo habitualmente. Pero es desde su mirada que trabajo muchas cuestiones en el consultorio. Me ayudó a generar una mirada distinta en temas de crianza, a reconocer los procesos en los que el niño despliega sus propios recursos, sus síntomas particulares y entenderlos desde allí.
Agradezco siempre a Chiqui haberme acercado a sus textos y ayudarme estudiarlos.

viernes, 22 de agosto de 2008


Alejo.

Tres años y medio.

El bombón de la casa. El que para mi todavía es un bebé.

Siempre corre cuando me ve llegar a la escuela a buscarlo. Se me trepa y salimos juntos de la mano..

Ayer hizo lo mismo. Pero cuando salimos, y empezamos a caminar por la vereda, nos encontramos con una compañerita de su sala que le dijo:


- Alejo, ¿vamos de la mano?.


- Si.- Contestó él.


Entonces me soltó la mano. Le dió la mano a su compañerita y caminó así las dos cuadras que faltaban hasta la casa de Valentina. En el camino era como que yo no existía. Ellos charlaban, se reían, estaban re contentos.
Cuando llegamos, se soltaron las manos y le dije:

-Bueno, decile chau a Vale.

-¡Ay mamá! Se dice Valen. - Haciendo un largo hincapié en la N que yo no dije.
Parece que mi bebé ya no es tan bebé. ¿Qué me espera cuando tenga trece en vez de tres?
ja.

martes, 19 de agosto de 2008

Cinco días


Cinco días.

Eran los que faltaban para el momento de la cesárea programada.


Largos. Muy largos. Pero, poco tiempo en realidad.


Ella llegó buscando una mirada, un permiso, alguien que la acompañara y pusiera cierto orden en tanto dolor.

La acompañaba su marido. Quebrado hasta las lágrimas.

Rara, poderosa e imprevisible, la naturaleza les jugó una mala pasada. El corazón de su bebita no podría latir por mucho tiempo una vez que dejara la panza de su mamá.

En esos últimos días todos habían opinado: que no le contaran nada a sus hermanitos, que no la vieran para no "encariñarse", que mandaran a los chicos a casa de unos familiares en otras provincias....

No les voy a ocultar que por más psicología que uno estudie estas cosas le mueven el centro mismo de su cuerpo. Bueno, al menos a mí. Y no me da vergüenza.


Pensaba muchas cosas mientras ellos me contaban un poco la historia de los diagnósticos, los cambios de médicos y la fecha de la cesárea. Sobretodo ayudarlos a encontrar su manera particular de transitar ese momento, bucear un poquito en la historia de cada uno y de la pareja para captarlos. Frente a estas cosas el camino que se elija transitar será definitivo para el duelo que se habrá de elaborar. Duelo de los mas difíciles. Perder un hijo. Una hija en este caso.


Largas horas en el consultorio ese día y el día siguiente. Una mezcla, un torbellino de emociones, de sensaciones, de palabras.

Caminamos juntos esos dos días en lo cuales estos papás pudieron esclarecer la manera de conectar a sus dos hijos con lo que estaba pasando, con palabras claras, sinceras.

Pudieron encontrar que deseaban estar con su hija hasta el último momento. Ella quería darle la teta, hacerla sentir todo ese amor, darle el derecho y el privilegio del contacto con su mamá, y tomar ella misma todo lo que pudiera de los días que compartiera con la beba.

Fui al hospital. Los encontré a los cinco en la habitación. Sus hermanitos la abrazaban, la besaban, hablaban con ella. El papá los invitó a salir con él un rato.

La mamá la amamantaba. Se miraban.
Con una intensidad absoluta. Sabiendo que cada minuto era único, irrepetible y necesario.
La beba se fue rodeada de sus papás. En brazos de su mamá, con ropita de sus hermanos.
Con las voces de los que mas la amaban a su alrededor. Con canciones de su mamá.
Con palabras de amor, con brazos, con mimos.....

Al pasar el tiempo, la mamá pudo entender lo importante de esos dias compartidos con su hija. Saber que estuvo ahí para recibirla, para darle todo lo que podía la dejaba tranquila. En paz con ella misma. Acompañarla en su partida fue el camino de entrada a un duelo doloroso, triste, pero sano. Con una íntima y real conexión con todo lo que le había pasado.
También pasan estas cosas. Por eso elegí contarlo.
La maternidad muchas veces nos regala experiencias con mucha luz y alegrías inmensas y a veces se transita por caminos distintos. Cuanto mas apropiados estemos de esos caminos, mas liviano es el peso.

Hay muchas historias como esta. El abordaje desde lo terapéutico de estas situaciones debe ser muy respetuoso de las creencias, las necesidades y las decisiones de los protagonistas. Acompañar, sostener, esclarecer, todo con respeto, cuidado y seguridad.

domingo, 17 de agosto de 2008

Una pequeña madre


En mi casa habita una pequeña madrecita.

Se conecta facilmente con las necesidades de Alejo. Lo atiende, descifra palabras que los menos atentos no le entienden.

Cuando van a dormir a casa de los abuelos, da las indicaciones: así no le gusta que le den el remedio, la leche si no es tibia no la toma, hay que llevarlo a hacer pis antes de dormir, esos muñequitos lo aburren.... Y así un montón de cosas.


Me conmueve verla registrar a su hermano de esa manera.

Le arma juegos a medida, sabe cómo hacerlo reir y embarcarlo en situaciones de fantasía inmensas, divertidas.

El otro dia Alejo estaba molesto, yo recién llegaba del consultorio con la cabeza un poco aturdida. El lloraba, yo tomé fuerzas y le dije "ya voy", tomé un analgésico y cuando iba para la pieza de los chicos la escuché a ella invitarlo: "¿querés que la hermana te prepare un bañito?" y le preparó, controló el agua, le hacía chistes ( yo me mordía para no meterme ) le lavó la cabeza, Alejo se dejó que no es tan común, lo bañó, lo sacó y lo vistió. Bajé la escalera corriendo para que no se sintiera observada por mi. Al ratito bajó ella, "listo, ya está bañadito y acostado viendo los dibus".

¡Me mató de amor!

Luisina tiene ocho años. ¿Será que las mujeres nacemos con una madrecita interior?.

Siento que muchas de las cosas que despliega son registros de la forma en que su papá y yo los hemos ido criando, pero hay otro registro que se me hace como de una herencia "femenina maternante" del asunto, un registro interno que despliega por ser una mujercita.

Será un poco de todo ¿no?....

viernes, 15 de agosto de 2008

Cambios.


La mudanza me dejó pensando en estas cosas.


En los tiempos que cada uno necesita para adaptarse a los cambios.


En ocasiones los adultos como vamos resolviendo trámites, organizando cajas y tiempos, no nos damos cuenta de todo lo que se nos va moviendo con el cambio que se nos presenta.


Recién cuando desensillamos, empezamos a conectarnos.
Los primeros días en la casa nueva, para Alejo, de tres años, fueron complicados.
Fiebre muy alta, tos, mocos, vómitos. Un combo de cositas.
Cuando se recuperó, no quería salir al patio. Se autoconvencía, llegaba hasta la puerta, miraba para afuera y decía "soy valiente", "no tengo miedo". Entonces vimos que en realidad le estaba costando sentirse seguro, dueño de los lugares de la casa nueva. Y el patio, mucho mas grande que el anterior, con árboles, con rinconcitos, me imaginaba que para él podía estar presentándose como inabarcable, y estaba sintiendo un poco de miedo. Todavía no había entrado en sintonía con el lugar.

Entonces un día después de almorzar le dije que en el patio había encontrado algo que podía interesarle y que fuéramos juntos a verlo. Me agarró de la mano y salimos. Fuimos hasta una cuchita costruida de material y se la presenté: "una casita chiquitita". Me preguntó si podía entrar y me dijo, "pero vos te quedas". Le dije que yo me sentaba al lado de la casita y que jugábamos juntos.

Fue increíble ver como tomando como centro "seguro" ese lugar empezó a explorar el resto del lugar. Yo le iba proponiendo cosas para hacer e invitarlo a moverse por el patio. "Busquemos ramas que nos sirvan de varitas mágicas", y entonces el entusiasmo lo iba conectando con este espacio tan temido. Hicimos magia un buen rato, convertimos a nuestro perro en sapo, búfalo, serpiente y hasta en jirafa, pobre Poter no entendía nada. Después estuvimos pateando penales en el arco de fútbol de Ezequiel y para festejar los goles (yo muchos no hacía) corríamos por una buena parte del patio. Jugamos escondidas y atrapaditas. Y así estuvimos cerca de dos horas y media, al final de las cuales Alejo ya andaba explorando solito otros rincones del patio.
El necesitaba conectarse, encontrarse con el espacio desconocido desde la seguridad. Acompañado. Me dió mucha ternura cuando solito se quería convencer y me ayudó a captar que estaba pidiendo ayuda, sosten, tiempo. Ese tiempo que entre cajas y corridas yo no le había podido dar.
Estuvo bueno. Ahora sale y entra muy seguro y dueño del lugar.
Y yo me divertí muchísimo.....

jueves, 14 de agosto de 2008

Aclaración

¿No se enojan si vuelvo a retomar lo que surgió de los dos posteos anteriores?

Me llamó la atención cómo se fue derivando en el tema de que nos cansamos. Las rutinas que nos acosan. Los ritmos que enloquecen. El trabajo y la crianza. Y todo esto haciendo interferencia con las demandas de los bebés.

Claro que estas cosas nos pasan. Es realmente agotador tener un bebé que depende absoluta y exclusivamente de nosotros, del entramado emocional que vamos generando a su alrededor, de la manera que tenemos de descifrar lo que le pasa. Agotador y hermoso a la vez.
Pasa de todo. Y que esto nos suceda no habla de no amarlo. De no desear estar con él. Ni tampoco habla de una absoluta desconexión.

Me preocupa cuando en este remolino de cuestiones se habla del bebé como el que estaría manipulando nuestras vidas. La manipulación ( que nos tome el tiempo, que nos maneje, que nos pida por gusto, por malcrianza) a mi modo de ver No existe en el recién nacido. El bebé necesita y pide lo que necesita.
Al hablar del bebé visto como agresor miraba el abordaje en el discurso social de estas cosas. Lo que se escucha en la calle, en las sala de espera pediátricas, en las mismas indicaciones del pediatra, etc. Para nada me refería a que si una mamá se siente agotada, es porque ve al bebé como agresor, es la carga que se le pone al discurso. Lo que en ocasiones se le dice a esa mamá, por ejemplo como que su hijo la está agarrando de punto, marcando como una intencionalidad. Ahí siento la diferencia. El lugar en el que ordenamos y nombramos las cosas.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Los bebés según se los mire.



El post de ayer me dejó cosas dando vueltas.
Sobretodo en uno de los comentarios donde decía que el bebé no es el enemigo.
Gran tema. El bebé visto como el enemigo.

El que nos va a tomar el tiempo y nos manejará a su antojo. El que parece que no duerme sólo para molestarnos. Pide teta seguido porque es un voraz insaciable. Quiere estar en brazos porque es un malcriado. Llora como loco porque nos quiere sacar de quicio.

¿Por qué será que, en general, no escuchamos palabras más empáticas de algunas personas con los bebés?. No se dice tan ligeramente que el bebé nos pide brazos porque no "es" sin relación con un otro, porque extraña el contacto permanente experimentado desde la gestación hasta su nacimiento. Porque necesita seguridad y conexión corporal.
No se dice claramente por ahí que el bebé come al ritmo que va necesitando según la adaptación de su cuerpito al medio aéreo.
No se levantan las voces recordando que el llanto es la única manera que tiene el bebé de comunicarnos sus necesidades.
Que en todo caso si pide estar con nosotros es porque lo necesita.
Si pide leche es porque tiene hambre y también la necesita.
Si algo lo incomoda necesita descargar el malestar y comunicárnoslo.
Quizás se trate en algún punto de una intolerancia a estas necesidades que tenemos que descifrar y para hacerlo debemos desplegar un abanico de percepciones. Bajarnos un ratito del mundo que corre y trasladarnos al mundo del ritmo bebé. Conectarnos con otras cosas.

Quizás se trate de los bebés según se los mire.

Quizás se trate de eso. ¿No?

martes, 12 de agosto de 2008

Auxilio. Escuchen este diálogo.

Ayer me disponía a abonar en la administración de la escuela de mi hijo su salida de campamento. Cuando llegué a la puerta había un pequeña fila de gente para hacer algo parecido.
Mientras esperaba, se ponen a charlar dos mamás. Una tiene una beba recién nacida. La otra una beba de cerca de una año. Esta última le preguntó a la puérpera reciente por la bebita:

-bien. anoche no durmió bien, estoy muerta.- Respondió

- Si, viste el tema de la noche. Hay que acostumbrarlos de alguna forma para que duerman seguido. Agregó la otra mamá.

- A mi el pediatra desde el primer día me dijo que no le de de comer de madrugada. Y que no le cambie los pañales aunque este mojada o se haya hecho caca. Es para que aprendan a diferenciar el día y la noche. Así que hago el esfuerzo. Con lo de la caca me da pena, no me animo. Pero el resto....

- Ah! pero tu pediatra es un genio! Yo quiero uno así.

- ¿viste?


Auxiliooooooo!!!!!! Pobre beba y pobre madre.
En realidad imaginen mi cara cuando iba escuchando semejante indicación del pediatra.
Pero más cuando la propia madre que se encontraba sufriendo las consecuencias de elegir seguirlas de algún modo las avalaba.
Mujeres, es nuestra elección también. Utilicemos criterios que nos ayuden y no que nos entorpezcan nuestra maternidad y el normal desarrollo de nuestros niños. Escuchemos los procesos naturales.
Darnos cuenta que los bebés por alguna razón tienen los ritmos de sueño y alimentación que tienen es el comienzo. Respetarlos, crecer con ellos desde ese respeto. No intentar seguir recetas que finalmente perjudican. Quizás si esa mamá le daba de comer a su beba, dormía mejor y las dos descansaban ¿no?.

Elecciones. También son nuestras.

lunes, 11 de agosto de 2008

Sin ganas, con culpa


"No tengo ganas. Y eso me da culpa."



Esto decía una mamá en los grupos de crianza, hablando de una sensación que muchas sentimos cuando nos toca sumergirnos en ese turbulento remolino de llevar y traer chicos todo el día para sus actividades, sin dejar de lado las propias, sean laborales, domésticas o ambas.

Lo cierto es que esa culpa, que mencionó esta mamá, tenía relación con una ecuación que ella hacía: si no tengo ganas, si me canso, soy mala madre.

Y, claro. Si compramos ese modelo de madre de publicidad, siempre sonriente y complaciente, arreglada, maquillada y disfrutando mientras sus hijos desarman la casa, el auto, o se ensucian por demás (total el jabón maravillosos todo lo limpia), el resto de las madres, las terrenales, las reales, somos un desastre.
Cada historia es única y no está bueno generalizar, pero si está bueno saber que cansarnos en la tarea de maternar, de cuidar bebés, de ser remisero todo el día, y estar atentas a las demandas cotidianas de atención de cada uno de nuestros hijos, es sano. Es sano, porque nos conecta con nuestros límites y necesidades. Es sano, porque podemos esclarecerlo, ponerlo sobre la mesa y mostrarlo. Dejar de esconder estas sensaciones y contarlas a los protagonistas nos hace jugar un juego diferente.
Porque en ocasiones nos pasa que por no decir, actuamos. Entonces el cansancio se traduce en un grito fuera de lugar a los chicos, una puerta del auto que se cierra de mala manera, una cara, una palabra, un apuro desmedido. Y entonces quienes empezaran a sentir culpa y a no entender, serán nuestros hijos.
¿Que puede pasar si les contamos a ellos que "hoy estoy como cansada de ir y venir y por ahí me pongo de mal humor, pero no es con vos" ó "tuve muchas cosas esta semana y estoy sin energías"?. Es poder transmitirles a nuestros hijos que todas estas tareas conllevan un esfuerzo y no para cargarlos, es mostrarnos como seres reales, con límites, con días buenos y malos. Si no lo hacemos, ¿como habilitaremos en ellos el lugar para encontrar sus propios límites y hablar de ellos?.
Se me ocurre que es una forma de simplificar, comunicar y poder permitirnos no poder, no querer o no hacer en algún momento dejando de lado esa culpa que a las madres se nos hace tan común andar sintiendo.

sábado, 9 de agosto de 2008

Para ellos




Feliz día para mis hijos.
Para Ezequiel. Pido música. Mucha música. Con sonidos expansivos, coloridos e infinitos.Porque me emociono cuando toca la guitarra disfrutando, buscando siempre un poco más.

Para Luisina muchos amaneceres. Como esos que miraba fascinada por la ventana, en aquella casita frente al océano de las vacaciones en Uruguay. Como los que pintaba recordando cada segundo de esa observación. Porque me emociona verla disfrutar de la naturaleza, absorverla, degustarla y crear con ella como estímulo.
Para Alejo muchos ríos, cascadas y lagos. Porque el agua lo transporta, lo conmueve. Porque le pone a nuestra casa movimiento, imaginación y sorpresa. Nos lleva a bucear en lugares divertidos.
Porque los tres son importantes.
Ellos me definen. Me crean.
Ellos generan. De todo, todo el tiempo. Inundan, desbordan los espacios con luz, miradas y emociones.

Para los tres: Felíz dia del Niño.

Para pensar.


El día del niño me hace pensar en otras cosas más que los regalitos y los festejos para nuestros hijos.
Pienso en los niños que no la pasan bien. Que no tienen familias que los puedan sostener, alimentar, educar. En los niños que sufren cualquier tipo de abuso. En los niños que transitan esta vida con dolor, injusticia, faltas....

Este relato de Galeano lo quiero compartir porque cuando lo leí por primera vez me dió una sensación de tristeza e injusticia, pero que ayuda a mirar, a pensar......

"Mohamed Ashraf no va a la escuela.

Desde que sale el sol hasta que asoma la luna, él corta, recorta, perfora, arma y cose pelotas de fútbol, que salen rodando de la aldea paquistaní de Umar Kot hacia los estadios del mundo.

Mohamed tiene once años. Hace esto desde los cinco.

Si supiera leer, y leer en inglés, podría entender la inscripción que él pega en cada una de sus obras: Esta pelota no ha sido fabricada por niños."

Del libro Bocas del Tiempo.

jueves, 7 de agosto de 2008

Dia del niño


Se acerca el día del niño.

Las jugueterías llenas de carteles. Los hiper con gente en las góndolas buscando regalitos.

Los chicos esperando el domingo con una ansiedad descomunal, tratando de adivinar si le compraremos "eso" que esperan.
Mamás y papás corriendo para comprar "eso" de lo que hablábamos.
Esa es una parte del asunto. Todo niño que ya entiende de qué se trata espera su regalito.
Y está bueno. ¿No lo esperaban cuando eran niños? ¿No esperan de alguna forma el del día de la madre o del padre?.
Pero me gusta ir más allá. Hacer ese día especial.
Me encanta sorprenderlos con un desayuno distinto, raro.
Planear una búsqueda del tesoro para que lleguen a los regalos.
Cocinarles la comida que mas les guste.
Hacer un paseo divertido. Hacerlos sentir especiales ese día.
Que sean el verdadero centro del festejo.
Generar momentos de disfrute para que se inscriban. Regalarles vivencias, emociones.
Con los años, el tesoro que les va quedando es ese. No sé si recordarán el regalo en sí.
Pero se guardan el movimiento, los juegos, la comidita especial, la familia rondando, los mates circulando. Ellos como motivo y centro de la reunión.

Me gusta pensar el día de ellos desde ese lugar también.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Semana de la Lactancia





Y. Con esto de la ausencia en el blog se me pasa la semana de la lactancia.
Pero llego a tiempo para escribir antes del 7 dedicarle el post que merece.

Sólo pensar en darle la teta al bebé me hace sentir vínculo, mimos.
Poder, fuerza, naturaleza a pleno. Contacto, piel, olorcito rico.
Seguir juntitos después del embarazo. Crecer, expandirnos.
Seguridad para nosotras y nuestro hijo.
Salud, amor, presencia, sostén.
Estar abiertas para el disfrute.
Enfrentarnos con algunas complicaciones y poder solucionarlas.
Miradas.
Eso sentí yo. Y pude acompañar a muchas mujeres que también lo han sentido de esa forma.
También encontré mamás inseguras con la tarea, o que no la disfrutaban tanto. Quizás con miedos, con prejuicios. Con historias difíciles para revisar y crecer con la experiencia. Otras que por razones de salud no pudieron amamantar a sus bebés.
Pienso en la importancia de las redes femeninas sostenedoras del vínculo y la lactancia.
En los mitos que la rodean y es necesario romper.
En la libertad de las mujeres para dar la teta como les vaya saliendo, escuchando sus voces internas, a la naturaleza que les habla.
Y algo más. En los profesionales de la salud que acompañan a las familias cuando nace un bebé. Siento que no siempre saben como sostener, ayudar, apoyar y generar espacios para que demos la teta libremente. Es más, aveces parecen querer entorpecer un proceso natural. Parecen desconocer y eso me resulta imperdonable. Y parece exagerar, pero pensemos que ese desconocimiento, ese entorpecer, hace sentir a las mujeres frustradas, solas, tristes, alejadas de todas sus posibilidades reales. En ocasiones terminan abandonando la lactancia. Y con muchas sensaciones movilizadoras durante el puerperio que podrían haberse evitado.
Ese punto es el que quiero remarcar esta semana de la lactancia. Me gustaría que de una vez la cosa empezara a cambiar.

Y nada más. Feliz semana también especial, para quienes esten disfrutando ese inmenso período de la lactancia. Crezcan con él. Vívanlo. Y sean felices.....

Nuevos grupos.


Se van armando nuevos grupos de crianza.
Se mueve una energía especial. Mamás con ganas de trabajar, de reencontrarse con su historia.
Algún que otro papá tímido que llama para preguntar si puede venir.
Me encanta lo que circula cuando un nuevo grupo se arma.
La expectativa, el encuentro, el vínculo que se genera.
La apertura, los miedos, la sorpresa.
El espacio compartido, las vivencias comunes.
El aprendizaje. La escucha interna y de los otros.

Qué suerte que trabajo con estas cosas. Me encanta bucear en los
tiempos de crianza, acompañar a las familias, verlas crecer y empezar caminos nuevos ampliando sus miradas. Y lo disfruto.

Bienvenidos a todos.

martes, 5 de agosto de 2008

La Reina Sofia


Acá estoy. En casa de una amiga que muy gentilmente me dejó usar su compu.

Vine apurada, corriendo antes de buscar los chicos de ella y mio en fútbol.

Gran detalle, Rocío, mi amiga, está puérpera. ¿Que mayor inspiración para una blogera del mundo de la maternidad y crianza que un ratito en casa de una puérpera?

Ella, la pequeña Sofia es una cosita chiquitita. Muy chiquitita. Nació con 2.400 kg.

Por acá se la llama La Reina Sofia.

Me encanta ver las fotos que le van sacando. Es la tercera bebé de la casa. Bruno de 10 años y Lucas de 5 custodian con caritas sonrientes de desbordante felicidad a esta reina que colma de sensaciones lindas, grandes y coloridas este lugar.
Rocio puérpera, habla de su hija y no para de decir "es muy chiquita" y se le escapan sensaciones en cada palabra, en cada anécdota que va contando de estos dias de "estreno" de la nueva conformación familiar.
El padre de la reina de manera sorpresiva ha comenzado a venir para la hora del almuerzo con una frecuencia que antes no se acostumbraba y por la cantidad de fotos que ha sacado y editado en estos 15 días, parece que está lo que científicamente se dice: "baboso".
Bruno cuando habla de ella no para de decir "es muy hermosa, muy linda" y la sonrisa se le escapa de la cara. Lucas llega de la escuela contento para besarla y verla después de algunas horitas de ausencia.
¿Qué decirles? Se respiran cosas lindas. También cansancios, preocupaciones. Sofia es muy chiquita y un poco vaga para comer, pero nada que con paciencia, cuidados y mimos no se solucione. Y por estos lados sobra un poco de todo eso.
En fin. Vine a revisar el blog y me encontré cosas maravillosas circulando, inundando el lugar.
Bienvenida Sofía.

Gracias a todos

Hola a todos.

Acá estoy en un cyber, cosa que no me encanta, porque estoy a las corridas.

Pero una mamá del cole de los chicos me dijo ¿viste como te contestaron que divinos,que si te bancan? Y estaba re ansiosa por volver al blog y chusmear un poco.

La verdad estamos muy cansados. Pero ya está todo ordenadito, limpito y en su lugar.

Si bien soy nuevita en esto de los blogs, me he sorprendido de la llegada, del interés por los temas de crianza. Estoy felíz con poder compartir experiencias profesionales y personales. Este espacio me ha conectado con todos ustedes y nos acerca en la distancia. Nos acerca en la tarea de criar a nuestros niños. Nos acerca porque una termina pensando en estos vínculos virtuales. Cómo estará tal bebé que estaba enfermito. Y Aquella mamá que busca el segundo. Y esa pareja que siempre esta atenta a los posts nuevos. En fin, es una red que me encanta, me gratifica y me hace feliz.
No se cuando me conectan internet. Pero la casa es bella, llena de árboles, muy luminosa. Hay unas loritas haciendo nidos que despiertan a los chicos con despertador natural. Es un lugar hermoso. Alejo quiere volver a la otra casa. Se va adaptando de a poco y está enfermucho. Pero nada serio, moquitos, fiebre y el duelo por su otra casita.

Bueno, sigo corriendo. Buscando a los chicos en sus actividades. Pero quería decirles GRACIAS.
Por seguir leyendo el blog, comentando y enviando buenas ondas.
Besos a todos.

lunes, 4 de agosto de 2008

Mañanas con Alejo


Todas las mañanas un dedo de mi mano derecha se convierte en Flori.

Bueno, su nombre completo en realidad es Florinda, pero se nos hace un poco largo.
Flori es una hormiguita, muy chiquita. De lunes a viernes es la encargada de despertar a Alejo para ir a la escuela. Alejo va a salita de tres, pero como es en la misma escuela que van sus hermanos no tenemos permitido decir que va al jardín. El va a la escuela, como el resto de los niños de la casa.

Volviendo a Flori, ella hace unas cosquillas increíbles, tiene una voz chillona. Se pelea conmigo porque yo le digo que no sea pesada y que deje a Alejo dormir un poco más.

Ella me contesta sacando la lengua, haciendo muecas muy sonoras o con algunas burlas. Entonces se escucha la risita medio dormida de Alejo que no puede contenerse. El también pelea un poco con Flori y cuando el ataque de cosquillas ya logró cansarlo de tanta risa me dice, "¿Mami. Le decís a Flori?", "¿Qué le digo?" le pregunto. "Que no me haga mas cosquillas".

Cuando la fiaca matutina los deja, Flori y Ale hacen una carrerita hasta el baño para hacer pis, entenderán que por razones obvias siempre gana el niñito en cuestión, sintiéndose veloz y poderoso. Y así Flori le va poniendo nuevos desafíos a Alejo, quién se pone el pintor mas rápido, quién encuentra las zapatillas. Cuando toman la leche juegan a encontrarle sabores raros: Ale dice que tiene gusto a mostaza y Flori dice que tiene gusto a ravioles. Y por último, la carrerita hasta el auto.
Y así nos vamos a la escuela. Jugando.

Parece que tomara mucho tiempo, pero es solo un ratito. Salimos de buen humor y llegamos a tiempo, él a encontrarse con sus amigos de la sala de los periquitos y yo a trabajar en mi consultorio.
Me encantan las mañanas con Alejo y Flori. Las disfruto. Son un momento de encuentro diferente. Un recurso que fuimos creando juntos para que arrancar el día no sea tan complicado.

domingo, 3 de agosto de 2008

Diálogo 5 - Alejo (cuando tenía 2 años)


- Má, Pá.

-¿Qué?
- Tener un Alejo es muy divertido.
(¡¡Y encima es cierto!!)

sábado, 2 de agosto de 2008

Cosas de la vida


Ezequiel salió de fútbol casi llorando.

¡Pobre! Creo que se contenía porque entre los varones se cargan si uno llora.

- "Me quiero ir de fútbol, y de la escuela también".
Su amigo Bruno me decía, "Si, lo molestaron toda la clase. No sé por qué."

Cuando llegamos a casa charlamos.
¡Mi vida!. Me dijo que el estaba cansado de que muchos compañeros lo busquen sólo cuando lo necesitan y después lo dejen de lado. Que lo carguen si algo le sale mal. Que lo insulten. Escuchen esto: Que no entiende por qué le hacen cosas que a él no se le ocurren hacerle a nadie.

Antes de caer en la tentación de compadecerlo porque soy su mamá y me duele que algo le duela, le pregunté si eran todos sus compañeros o algunos. Entonces me dijo que algunos. Nombró a otros que manejan mas o menos sus mismos códigos.
Y le expliqué que después charlábamos del cambio de escuela, pero que estas cosas le pueden pasar en muchos lugares y a todas las edades, que lamentablemente uno no podía manejar la forma que los otros tienen de manejarse, más que eligiendo con quien estar y a quien no escuchar. Que no es un problema de la escuela en sí, sino de (y ahí se me complicó....) los seres humanos , de todos nosotros como una sociedad, de códigos atravesados. Ya sé que muchos que leen pueden pensar "pero si son sólo peleas de chicos". Diganme si esto que Eze siente no lo han sentido ustedes ya grandes y todo. Si no es reflejo de muchas situaciones que vivimos a diario a nivel laboral, con amistades y hasta en los vínculos familiares.

Y bueno. Van creciendo y entendiendo otras cuestiones de este mundo.
Eze con 10 años pudo ponerse en un lugar que me encantó. No ensañarse y tomar revancha con quienes lo molestaron. No querer que lo "usen" cuando lo necesitan. Y desear que no le hagan cosas que él no hace.

El camino de la vida.....

viernes, 1 de agosto de 2008

¿Se acuerdan de la autoestima?



Encontré este relato de Galeano, que me recuerda el post acerca de la autoestima que tanto movilizó a los Blog-lectores. Del libro "Bocas del Tiempo".


"El pueblo de Cerro Chato nunca tuvo ningún cerro chato ni puntiagudo. Pero javier Zeballos recuerda que Cerro Chato sí tenía, en los tiempos de su infancia, tres comisarios, tres jueces y tres doctores.

Uno de los doctores, que vivía en el centro, era la brújula de los mandados. La mamá de Javier lo orientaba así:

- De la casa del Doctor Galarza, vas dos cuadras para abajo.

- Esto queda en la esquina del Doctor Galarza.

- Andá a la farmacia que está a la vuelta del Doctor Galarza.

Y allá marchaba Javier. A cualquier hora que pasara por allí, con sol o con luna, el Doctor Galarza estaba siempre sentado en el zaguán de su casa, mate en mano, dando cumplida respuesta a los saludos del vecindario, buenos días, Doctor; buenas tardes Doctor; buenas noches, Doctor.

Ya Javier era un hombre crecido, cuando se le ocurrió preguntar por qué el Doctor Galarza no tenía consultorio médico ni estudio jurídico. Y entonces se enteró. Doctor no era: se llamaba así. Así había sido anotado en el Registro Civil: Doctor de nombre, Galarza de apellido.

El papá quería un hijo con diploma, y aquel bebé no le pareció digno de confianza."

Cuando lo leí, pensaba en ese bebé mirado sin confianza por su papá y nombrado desde allí. Desde lo que No iba a poder ser, las expectativas que no podría cumplir según esa mirada.