
Estoy en medio de muchos procesos juntos.
Me esta costando escribir un post que me guste y publicar.
Entonces, de pronto supe que en realidad esto mismo que me tiene pensando y ocupada es motivo de un post.
Con el comienzo de las clases se disparó el año. Volví a atender en el centro, los pacientes regresaron de las vacaciones, Eze arrancó su último año de la primaria, Alejo hizo su adaptación en salita de cuatro.
Estoy en proyectos de trabajo, leyendo, buscando información, datos, reacomodando mis horarios según va surgiendo la necesidad de hacerlo.
Tengo un par de pacientes que estan en procesos duros, necesitan mucho de la atención, el cuidado y la mirada y me gusta responder a esas demandas con lo mejor de mi, y eso tambien conlleva un esfuerzo distinto al habitual.
Nunca pude colgarme de esas teorías que piden un alejamiento extremo del terapeuta con sus pacientes. Siempre sentí que sin la empatía, la contención, las palabras amorosas hacia el otro, no podemos ayudarlo.
Tengo mil libros que quiero leer y tiempo real de lectura tranquila, sin interrupciones contínuas, para afrontar unos tres.. o dos..
Esta semana las mañanas se me ocuparon súbitamente, el feriado me desorientó y cuando una mañana me dijo "usame como quieras" partí rapidito a casa de mi amiga Ale a tomar unos mates, es que hacía tantos años que lo hacía, que no me pude resistir a revivir esa sensación.
Trámites administrativos para unos proyectos. Papeles, fotocopias, llenado de formularios.
Chequeos médicos de rutina.
Últimos certificados de los chicos para el cole.
Ayer, pacientes. Después un ateneo al que fuimos caminando varias cuadras a contrarreloj con Vir, casi corriendo por Nueva Córdoba arriba de los zapatos y vestiditas muy bonitas, pero muy incómodas para la carrera que nos propusimos. Volver a casa a las diez de la noche.
Y en medio de tantas cosas, la casa que sigue funcionando, los chicos que tienen tareas, Alejo que quiere jugar, y la comida que tiene que cocinarse...
Cuántas cosas que vamos organizando al mismo tiempo. No quiero herir susceptibilidades de alguna parte de la platea masculina, pero nos admiro a las mujeres la capacidad de armar y hacer funcionar tantas cosas a la vez.
Son esas cosas de las que muchas veces terminamos quejándonos, porque no damos más, pero si nos salimos del cansancio que vamos sintiendo, o el poco tiempo que nos queda para algunas cosas que nos gustan: ¿No somos geniales?.
Chicas, un aplauso para nosotras, así no nos quedamos con todas las contras de hacernos cargo de tantas cuestiones simultáneamente...Por favor.